Cuidar la salud mental para vivir como realmente queremos
octubre 7, 2024Los nuevos comienzos y la oportunidad de descubrirnos
octubre 21, 2024¿Te han dicho alguna vez que quizá tus problemas radican en tu “baja autoestima»? Frases como “si no te valoras tú, nadie te va a valorar”, o “anímate, estás muy bien en comparación a otras personas” pueden parecer amigables, pero la realidad es que no lo son.
El término “baja autoestima” se ha convertido en un diagnóstico fácil y común para cualquier persona que se sienta insegura, que no se valore lo suficiente o que constantemente dude de sí misma. Sin embargo, desde una perspectiva más profunda, la verdadera fuente de estas dificultades no es tanto una falta de autoestima, sino más bien un escaso autoconocimiento.
El problema no radica en no valorarnos, sino en no conocernos lo suficiente como para saber qué nos mueve, qué necesitamos y qué es lo que realmente queremos en la vida.
Cuando nos sentimos perdidos o insatisfechos, tendemos a pensar que nuestra autoestima es baja, que no tenemos la confianza necesaria para enfrentarnos al mundo. Pero, en realidad, la pieza faltante es el autoconocimiento.
Conocernos implica entender nuestras emociones, aceptar nuestras debilidades, identificar nuestros valores más profundos y reconocer lo que realmente queremos. Cuando no nos tomamos el tiempo para conocernos, es como si intentáramos vivir una vida que no nos pertenece, guiados por expectativas ajenas, sin un sentido claro de dirección.
La baja autoestima a menudo es el resultado de vivir en un constante desequilibrio entre lo que somos en realidad y lo que creemos que deberíamos ser. Nos comparamos con los demás, nos exigimos cumplir con estándares que no hemos elegido conscientemente y, cuando fallamos en cumplirlos, nos sentimos insuficientes.
Pero el problema no está en nuestras capacidades, sino en que no hemos explorado lo suficiente nuestro interior para descubrir quiénes somos realmente y qué es lo que nos hace sentir plenos.
El autoconocimiento no es un destino, es un viaje continuo de exploración. Y aunque puede sonar abstracto, es algo que podemos trabajar de manera consciente. Para empezar, necesitamos tiempo para la introspección. Vivimos en un mundo que nos empuja a estar constantemente ocupados, siempre conectados y reaccionando a estímulos externos.
Para conocernos, necesitamos desconectar del ruido exterior y reconectar con lo que ocurre dentro de nosotros. Dedicarnos unos momentos al día para reflexionar, para escucharnos a nosotros mismos sin juicios ni expectativas, es una práctica poderosa.
La escritura también es una herramienta eficaz para profundizar en nuestro autoconocimiento. A veces, nuestras emociones, pensamientos y deseos están tan enmarañados que solo a través de la escritura podemos empezar a desenredarlos. Anotar nuestras reflexiones, nuestras experiencias y emociones nos ayuda a poner en palabras lo que sentimos, dándonos una perspectiva más clara de quiénes somos y qué nos está afectando. Escribir sobre nuestros miedos, nuestros logros, nuestras frustraciones y nuestras alegrías nos brinda la oportunidad de observarnos desde fuera, de darle forma a lo que antes parecía indefinido.
El autoconocimiento también se enriquece a través del diálogo honesto con los demás. Hablar de nuestras emociones con personas de confianza nos permite ver nuestras propias experiencias desde diferentes ángulos. A veces, otros pueden ofrecer una perspectiva que nosotros no habíamos considerado, ayudándonos a conocernos mejor a través de la retroalimentación sincera y el apoyo emocional. No se trata de buscar la validación externa, sino de permitir que las conexiones humanas nos ayuden a reflejar lo que ya existe en nuestro interior.
Un aspecto fundamental del autoconocimiento es la aceptación. No podemos conocer realmente quiénes somos si no estamos dispuestos a aceptar lo que descubrimos. Esto incluye tanto nuestras fortalezas como nuestras debilidades, nuestras luces y nuestras sombras.
En lugar de juzgarnos por no ser perfectos o por tener ciertos defectos, necesitamos aprender a vernos con compasión y a entender que todos somos un conjunto de características que nos hacen únicos. Aceptar nuestras limitaciones no es resignarse a ellas, sino abrazarlas como parte de lo que somos y trabajar desde ese entendimiento.
Otro componente clave para aumentar nuestro autoconocimiento es prestar atención a nuestras emociones, que son una especie de brújula interna que nos indica lo que necesitamos, lo que nos afecta y lo que realmente valoramos.
Es común que ignoremos o reprimamos lo que sentimos, pensando que no deberíamos sentirnos de determinada manera. El primer paso para conocernos mejor es aprender a escuchar nuestras emociones sin intentar reprimirlas. Si sentimos frustración, miedo o tristeza, es importante preguntarnos por qué nos sentimos así, qué nos está afectando y qué podemos hacer al respecto.
Es esencial también desconectar del constante influjo de comparaciones. Cuando nos medimos constantemente frente a los demás, perdemos la capacidad de vernos tal como somos. Nos enfocamos tanto en cómo encajamos en los estándares sociales o en las expectativas externas, que olvidamos hacernos las preguntas más importantes: ¿Qué es lo que realmente quiero? ¿Qué me hace feliz? ¿Qué necesito para sentirme realizado? Estas preguntas no tienen respuestas inmediatas, pero nos llevan a una reflexión constante sobre nuestras necesidades, deseos y valores.
Conocernos mejor también implica atrevernos a probar cosas nuevas. A veces, solo descubrimos nuestras verdaderas pasiones y talentos cuando nos damos la oportunidad de explorar fuera de nuestra zona de confort. Experimentar con nuevas actividades, proyectos o enfoques de vida nos ofrece la oportunidad de descubrir aspectos de nosotros mismos que antes desconocíamos. Es en esos momentos de prueba donde realmente comenzamos a entender nuestras capacidades, nuestras limitaciones y lo que nos hace sentir plenos.
Aumentar nuestro autoconocimiento no solo mejora nuestra relación con nosotros mismos, sino que también impacta profundamente en nuestro bienestar emocional. Cuando nos conocemos a fondo, somos capaces de tomar decisiones más alineadas con nuestros verdaderos deseos y necesidades. Dejamos de vivir bajo las expectativas de los demás y comenzamos a vivir desde nuestra autenticidad. Esto nos da una mayor sensación de control sobre nuestra vida, lo que se traduce en una autoestima más sólida, no porque nos valoremos más, sino porque finalmente sabemos quiénes somos y qué queremos.
Conocerte a ti mismo es la única manera de vivir una vida plena y en armonía con tus deseos y necesidades. Así que ocúpate en conocerte en profundidad y entender lo que ocurre dentro de ti para vivir con más autenticidad.
Juntos podemos cuidar tu salud mental y fortalecer tu interior.
Estoy para ti,
Con amor,
Maddalena Armenise
+39 350 035 1163