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junio 16, 2025¿Te has sentido alguna vez dividida entre lo que deseas profundamente y lo que finalmente haces?
¿Empiezas algo con ilusión y, sin darte cuenta, terminas saboteándolo?
Esa contradicción no es casual ni es signo de debilidad. Es un reflejo de algo más profundo que habita en todas las personas: un movimiento inconsciente que pone en tensión el deseo de avanzar con una fuerza opuesta que tiende a repetir lo que duele.
Freud fue quien nos habló por primera vez de estas dos grandes fuerzas psíquicas que conviven dentro de cada uno de nosotros: Eros y Tánatos.
Eros: la pulsión de vida
Eros representa el impulso vital. Es lo que nos mueve hacia el amor, la creación, el placer, el vínculo, el cuidado, el deseo de crecer y construir.
«Es la energía que nos orienta hacia la vida en su expresión más plena: la ternura, el juego, los proyectos, la búsqueda del bienestar».
Cada vez que te enamoras, que inicias algo con entusiasmo, que te conectas con lo que te hace bien, Eros está presente.
Tánatos: la pulsión de muerte
A diferencia de Eros, Tánatos no busca crear, sino disolver. Y no se refiere únicamente al deseo literal de morir, sino al impulso de volver a un estado anterior, de inercia, de silencio, incluso de autodestrucción.
Tánatos se manifiesta en la autoexigencia que te desgasta, en la crítica que no se detiene, en la repetición de vínculos dañinos, en el miedo que te frena justo antes de lograr algo importante.
«Es la fuerza que sabotea. Que da marcha atrás. Que elige lo conocido, incluso si duele».
¿Por qué se repite lo que duele?
Lacan habló de esto como goce: ese placer paradójico que el psiquismo encuentra incluso en lo que nos hace sufrir.
Sí, puede doler, pero también puede resultar familiar. Y lo familiar, aunque duela, puede sentirse más “seguro” que lo nuevo.
Es así como muchas personas terminan atadas a dinámicas de repetición: atraídas por lo que no sana, inmóviles ante lo que desean, convencidas de que no merecen o no pueden cambiar.
Pero no es verdad. Lo que no se ve, se repite. Lo que se vuelve consciente, puede transformarse.
No se trata de eliminar una parte de ti
Eros y Tánatos coexisten. Ambas pulsiones forman parte de nuestra condición humana.
Lo importante no es intentar silenciar una y alimentar la otra, sino reconocer cuándo y desde dónde estamos actuando.
- ¿Estoy acercándome a este vínculo desde el deseo de construir o desde el miedo a estar sola?
- ¿Estoy abandonando este proyecto porque no me representa… o porque no creo que lo merezco?
- ¿Estoy repitiendo patrones que me dañan… o eligiendo conscientemente algo nuevo?
Hacerse estas preguntas no es fácil. Requiere honestidad, tiempo y un espacio seguro para explorar las respuestas.
La terapia es ese espacio.
Cuando identificas lo que actúa en ti, puedes empezar a elegir distinto
Eros y Tánatos seguirán bailando dentro de ti, sí. Pero cuando puedes ver la coreografía, cuando le pones nombre a lo que sientes y haces, esa danza deja de ser un misterio y se convierte en posibilidad.
Porque el deseo, cuando se hace consciente, puede dejar de ser una trampa… y transformarse en dirección, en elección, en camino.
¿Te sientes dividida entre lo que quieres y lo que terminas haciendo?
Esa danza también vive en vos. Y no estás sola en ese movimiento.
En terapia podemos ponerle palabras, cuerpo y sentido. Ahí empieza la verdadera libertad emocional.
¿Te ven en terapia? Estoy para ti.
Maddalena Armenise
@soylenapsico
+39 350 035 1163