
La persistencia del conflicto y la trampa de esperar el milagro
mayo 19, 2025
Como los días de lluvia: el alma también necesita llorar
junio 2, 2025Hay momentos en los que, sin darnos cuenta, comenzamos a vivir desde una historia que no es del todo cierta. Una historia que alivia, que encaja, que nos protege… pero que no nos transforma.
Una historia donde el conflicto se repite y se estanca, pero ya ni lo notamos, porque se ha vuelto parte del paisaje emocional.
Esto ocurre cuando silenciamos nuestra intuición —esa voz sabia que habita en el cuerpo— y dejamos que los mecanismos de defensa filtren o distorsionen lo que sentimos, lo que vemos, lo que sabemos en el fondo.
El ego, en su afán de mantenerse a salvo, edita la realidad. Y entonces, nos convencemos de que todavía no es momento, de que el otro algún día cambiará, de que algo mágico pasará que lo resolverá todo… sin necesidad de tocar nada dentro de nosotros.
«Esa espera, aunque se parezca a la esperanza, no es fe. Es una defensa sofisticada. Es miedo a mirar lo que duele, a asumir lo que ya no funciona, a soltar la narrativa que nos daba seguridad».
Porque mirar lo real requiere valentía. Y duele. Duele ver que el otro no va a cambiar. Duele reconocer que lo que esperábamos no va a suceder. Duele aceptar que la vida, a veces, no se acomoda a nuestros deseos.
Pero evitar esa verdad no la transforma. Solo la posterga. Y mientras tanto, nos quedamos suspendidos: ni adentro ni afuera, ni avanzando ni retrocediendo. Solo esperando.
Desde el psicodrama terapéutico, trabajamos justamente ahí: en ese nudo invisible donde el deseo, la defensa y la historia personal se cruzan. Ponemos en escena el conflicto —con el cuerpo, con el movimiento, con lo simbólico— para hacerlo visible.
Porque lo que se ve, se siente. Y lo que se siente, se puede habitar. Y lo que se habita, se puede transformar.
El único milagro real no viene de afuera. Ocurre cuando dejamos de esperar que todo cambie menos nosotros. Cuando soltamos la ilusión del “algún día” y nos atrevemos a mirar con honestidad el presente.
Cuando bajamos la guardia, desactivamos las defensas, y nos damos el permiso de sentir lo que realmente sentimos.
Ahí aparece el verdadero cambio. No perfecto. No inmediato. Pero auténtico.
Tal vez no era magia lo que necesitabas. Tal vez era verdad.
¿Estás dispuesta o dispuesto a soltar la espera y abrir los ojos?
Estoy para acompañarte.
Maddalena Armenise
@soylenapsico
+39 350 035 1163
https://soylenapsico.com/