
La indefensión aprendida: cuando dejamos de intentarlo
junio 16, 2025¿Sientes que un día todo cambió y no volviste a ser la misma persona?
Así se siente a veces la muerte de alguien a quien amaste profundamente. Como si un hilo invisible que sostenía tu mundo se hubiera roto. Como si te hubieran obligado a abrir una caja que jamás pensaste tocar. Y de ahí saliera un caos que no puedes controlar, ni mucho menos comprender.
El mito de Pandora, ese relato antiguo que tantas veces escuchamos de forma superficial, guarda una verdad profunda sobre el dolor humano. No es solo una historia de castigo o curiosidad femenina. Es una metáfora del duelo. Una imagen poderosa de lo que ocurre cuando todo lo que conocíamos se desmorona.
Según la mitología griega, Pandora recibió una caja sellada por los dioses con una única condición: no debía abrirla jamás. Pero la curiosidad —o quizás el destino— la llevó a romper ese mandato.
Y entonces, de la caja escaparon todos los males del mundo: tristeza, enfermedad, desesperación, miedo… muerte. Todos se esparcieron por la Tierra, transformando para siempre la vida de los humanos.
Pero el mito no termina ahí. Al fondo de la caja, escondida entre la oscuridad y el desastre, quedó una sola cosa: Elpis, la esperanza.
«Cuando atraviesas una pérdida profunda, como la muerte de alguien que amabas, algo en tu vida también se abre».
Y lo que sale de esa caja interior puede ser devastador:
- Dolor tan grande que ni sabes cómo ponerlo en palabras.
- Soledad, incluso rodeada de personas.
- Confusión: ya no sabes quién eres sin esa presencia a tu lado.
- Miedo al futuro, porque todo parece incierto.
- Ausencia… una que pesa, que duele, que no se llena con nada.
Ese es el duelo.
Caminar con todos esos males a tu alrededor, sin atajos, sin certezas. Es una caída interna, un antes y un después. Una etapa donde el mundo ya no tiene el mismo color ni el mismo orden. Una travesía íntima y silenciosa en la que te vas encontrando con versiones nuevas —y a veces dolorosas— de ti misma.
Pero, con el tiempo, algo ocurre. Un día, casi sin darte cuenta, vuelves a mirar dentro de tu caja. Y ahí está, callada, discreta, casi temerosa… la esperanza.
«La esperanza no borra el dolor. No hace que todo vuelva a ser como antes. Pero sí te transforma».
Te devuelve la capacidad de encontrar sentido, incluso entre las ruinas. Te conecta con la posibilidad de reconstruirte sin negar la herida. De estar en el mundo, pero diferente: más consciente, más suave, más despierta.
Tu despertar, después de una pérdida, es el acto más valiente que puedes hacer. Volver a mirar la vida, sabiendo que no será igual… pero reconociendo que puede seguir siendo profundamente tuya. Habitable, sagrada y auténtica.
A veces, perder nos rompe. Pero en esa fractura también se cuela la luz y lo que parecía un final, se vuelve el inicio de otra forma de estar en el mundo. De otra manera de amar, de sentir, de acompañar la vida.
Tu esperanza no está perdida. Solo espera que te animes a mirarla otra vez.
Está en tu caja. En tu historia. En tu tiempo.
¿Querés profundizar en este proceso de transformación?
Te invito a terapia, creemos un espacio íntimo para ti, para atravesar tu duelo, resignificar tu dolor y reconectar con tu propia Elpis.
Maddalena Armenise
@soylenapsico
+39 350 035 1163